En el presente trabajo monográfico y biográfico me he acercado con un interés y rigor enormes, a una de las grandes reinas europeas y, ¡cómo no!, lo es de León, pero ella sabe de dónde viene y a donde va, y por esta razón se intitula siempre como: “EMPERADORA DE LEÓN Y REYNA DE TODA ESPANNA”. Ella es el REY DE LEÓN, ya que ese reino le pertenece, y así signa algunos diplomas.
Aunque su vida no será, nunca, un camino de rosas, sino todo lo contrario. En una Europa medieval donde se contempla con desconfianza y rechazo el que una mujer ocupe un trono, sea donde sea, ella sucederá a su padre el rey-emperador Alfonso VI el Bravo de León, al morir su hermano Sancho Alfónsez (1108) en la batalla de Uclés.
Primero había sido matrimoniada con el conde Raimundo de Borgoña, medrador por antonomasia, quien fallecería en Grajal de Campos el 20 de septiembre de 1107, con 37 años de edad; ella tenía 26 años, de este enlace matrimonial nacerían el heredero, Alfonso VII el Emperador de León y la infanta Sancha Raimúndez.
Es necesario otro matrimonio, ya que la curia regia la presiona, se trata del rey Alfonso I el Batallador de Aragón y de Pamplona, que es un neurótico palpable.
El matrimonio será un desastre continuo, y ella no estará dispuesta a dejarse pisotear en su autoridad y en su dignidad. El matrimonio vivirá separado y enfrentado bélicamente. La reina Urraca Adefónsez la Temeraria no cederá y será la ganadora, plantando cara a todos, incluyendo a su propio hijo y al arzobispo Gelmírez de Compostela. Mantendrá unas relaciones amorosas plenas y satisfactorias con el conde Pedro González de Lara con el que tuvo dos hijos documentados: Elvira Pérez de Lara (c. 1111-c. 1174) y Fernando Pérez Furtado (c. 1114- 1156).
La reina leonesa fallecerá en Saldaña y será enterrada en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, la denominada como “Capilla Sixtina del Arte Románico”.
La reina-emperador de León, Urraca I Adefónsez, tiene una clara concepción de que ella ocupa la titularidad de su reino, y su segundo esposo es el consorte, por lo que siempre firma como URRACCA REX, por consiguiente ella es el rey, y no la reina, ya que en este segundo caso presupondría que el titular es Alfonso I el Batallador, y el hecho es inaceptable para ella.
También tiene un sentido muy desarrollado de su feminidad o, incluso feminismo, ya que en todas las diplomaturas, y demás documentos regios, entrega de poblaciones a un beneficiario siempre cita: “…con los hombres y las mujeres”, ya que tiene bien claro que las féminas no son un simple adorno o algo que es etéreo y volátil, sino seres con derechos, personalidad y deberes. Es obvio, que lo mismo era escandaloso para la época.
Utilizo, con todo rigor histórico, el vocablo Corona de León o Leonesa o Regnum Imperium Legionensis para referirme, no solo al Reino de León sensu stricto, sino a todos sus territorios dependientes o que le pertenecían, a saber: la Galicia Lucense, la Basconia, la Castilla, las Asturias de Oviedo y de Santillana, y el Territorio Portucalense, por lo tanto, en este momento histórico, todos sus habitantes son leoneses como nacionalidad global superior. “Qui nescit dissimulare, nescit regnare”.